En los próximos días, el Estado noruego se separará de la Iglesia Luterana después de tres siglos y medio de liaison. Aparentemente este es un eslabón más en la cadena de medidas tendientes a democratizar el campo religioso en aquél país nórdico.
Cuando esta medida se concrete, quienes defienden el sistema de Estado confesional (o de iglesias fuertemente privilegiadas) habrán perdido uno de sus grandes "caballitos de batalla". Resta aún Inglaterra y su Iglesia Anglicana. El argumento va más o menos así: si Noruega o Inglaterra, que son dos países modernos y con gran respeto por la libertad y la diversidad religiosa, pueden tener iglesias oficiales ¿por qué nosotros no?
Un argumento un poco débil, que evidentemente no convence ni a los propios noruegos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario