domingo, 22 de febrero de 2015

La política sobre el uso del velo islámico divide las aguas en materia de libertad religiosa

En los últimos años, el crecimiento del Islam en algunos países de mayoría cristiana y los episodios de violencia vinculados al extremismo religioso han generado diversos debates. Uno de esos debates gira en torno a las diversas leyes que se han dictado, alrededor del mundo, prohibiendo el uso del burka (o niqab) o del hiyab. Estos debates muestran con claridad la brecha que separa las distintas posiciones sobre la libertad religiosa de los que piensan y creen diferente, es decir, de las minorías religiosas.

Dos recientes casos, uno en Rusia y el otro en Canadá, son ejemplo de esta brecha. En Rusia, un país con una fuerte mayoría ortodoxa y significativas minorías musulmanas, budistas, judías y de otras denominaciones cristianas, la libertad religiosa no es todo lo amplia que uno desearía. En consonancia, pocos días atrás, la Corte Suprema de Rusia (Верховный Суд Российской Федерации) sostuvo la legalidad de la prohibición a las alumnas musulmanas de vestir hiyab en el colegio. En la visión rusa, en un estado laico, con escuelas laicas, no hay lugar para que los alumnos porten símbolos religiosos. Eso es, en todo caso, un "asunto privado". Desde mi punto de vista, esta posición de la Corte rusa (que en muchos aspectos es similar a las posturas de otros países, como Francia o Turquía) implica una clara violación al derecho de libertad religiosa, que incluye el derecho a vestirse de acuerdo a los mandatos de la propia religión. Aunque esa libertad pueda tener limitaciones, prohibir en general el uso de símbolos religiosos por parte de los alumnos parece ser una limitación exagerada e innecesaria.

En una posición muy distinta se encuentra Canadá. Allí las normas gubernamentales exigen que durante el juramento para obtener la nacionalidad canadiense la cabeza y el rostro se encuentren descubiertos. Esto impide a las mujeres musulmanas vestir burka durante la ceremonia, por lo que deben optar entre seguir los mandatos de su religión u obtener la nacionalidad canadiense. En un reciente fallo, una corte federal de Canadá anuló ese requisito, permitiendo que las mujeres musulmanas juren vistiendo su burka. Los jueces tuvieron en cuenta que la prioridad es que la libertad religiosa de las personas tenga el máximo alcance posible. Por supuesto que existen límites. Pero la regla sigue siendo que esos límites sean lo menos restrictivos que se pueda. Esto puede verse claramente en un muy reciente fallo de la Corte Suprema de Canadá (Supreme Court of Canada) que decidió sobre la posibilidad de que una mujer musulmana pueda ser testigo en un juicio vistiendo su burka. En vez de permitir o prohibir esa posibilidad en general, la Corte sostuvo que esa chance deberá analizarse caso por caso. De ese modo intentan conciliar la libertad religiosa de la testigo con el derecho a conocer a sus acusadores del acusado.

Un problema similar, dos formas muy distintas de encarar la solución ¿A cuál de ellas estamos más próximos en Argentina y en América Latina?

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